Cordonería y Artesanía

Calle de la Sal, 1

Guillermo, que no ha querido salir en las imágenes por razones... "pon lo que quieras, como si pones razones médicas, me da igual",  lleva este negocio instalado en las escaleras de un portal de vecinos, desde que lo heredó de su madre, tras heredarlo ella de su abuela. Abrió sus puertas en 1920, y desde entonces vende cordones a todos los rincones del país.

"La tienda tiene 2 metros cuadrados. Y cada mañana la monto, y por la noche la vuelvo a desmontar. Tardo una media hora, pero claro, esto es la escalera de paso para los vecinos. Conservo los documentos de la apertura que nos hizo Alfonso XIII, y en la actualidad la tienda está protegida por el Ayuntamiento, no se puede ni cambiar de actividad, ni quitar el cartel de la fachada. De hecho me lo hicieron restaurar."

"Mucha gente viene de fuera a ver la tienda por su tamaño tan insólito. Además de los cordones, que los vendemos para uniformes militares, cofradías de toda España o como borlas para armarios, también trabajo mucho con dedales, redecillas, y después el souvenir para los turistas, que lo hemos puesto como complemento."

En ese momento entra una italiana a comprarle unas castañuelas y él le entrega una caja con las instrucciones en su idioma, y le explica cuál se pone en cada mano.  "Tengo mucha paciencia con los clientes, atenderlos es lo que más me gusta. Y las castañuelas se las vendo yo a Televisión Española".